terça-feira, 3 de fevereiro de 2009

¿A Qué Apuesta Lula da Silva Con la Liberación de los Secuestrados por las FARC?

por Luis Alberto Villamarín Pulido
Sería demasiado ilusorio pensar que al gobierno brasileño de Lula Da Silva, lo motivan intereses humanitarios netos en la calculada, manipulada y publicitada liberación de seis secuestrados, como parte del metódico sainete que han montado Piedad Córdoba, los autodenominados intelectuales amigos de Colombia y las FARC, con el fin de revivir a los terroristas en el ámbito político, y de paso, tratar de desprestigiar al gobierno colombiano.
Dos razones concretas explican dicha realidad. La primera, porque en política no hay nada gratuito. Nadie da puntada sin dedal Y la segunda, porque las FARC hacen parte del entorno estratégico a la mediano y largo plazo, de unificar regímenes izquierdistas en todo el continente latinoamericano.
Comprometedores antecedentes indican que más allá del interés humanitario, preexisten serias coincidencias ideológicas y metodológicas de las FARC con Lula Da Silva y muchos de sus copartidarios del PT. Por ejemplo, ni el mandatario brasileño ni las FARC, han podido demostrar lo contrario, respecto al rumoreado apoyo de cinco millones de dólares, que Tirofijo envió a la segunda campaña presidencial de Lula.
De otra parte, las revelaciones parciales que hicieron los medios de comunicación acerca de los nexos de varios funcionarios del gobierno brasileño con las FARC encontrados en los computadores de Raúl Reyes, dejaron entre los analistas del tema, la sensación que el presidente Uribe Vélez, manejó el tema con cordura, y que tal vez, a pesar de otras informaciones mas graves, prefirió "no tocar" al Brasil con el ánimo de no ahondar mas la compleja crisis regional, que en forma vitrinera desataron los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Nicaragua, cuando quedó al descubierto el complot contra Colombia.
A eso se le suma la estrecha cercanía de Lula con el gobierno francés en la adquisición de armamento sofisticado y el inminente traslado de tecnología nuclear de París a Brasilia, así como la persistente idea encabezada por Lula, de conformar una alianza militar suramericana que desconozca por parejo el TIAR de la OEA y la incidencia del Pentágono en la seguridad nacional de cada uno de los estados del hemisferio.
De carambola, la iniciativa de la especie de "OTAN Suramericana", pretende la reacción contraria de Uribe, para dejar a Colombia fuera de la alianza, y a largo plazo utilizar como un as estratégico, a las FARC dentro del proyecto de expansión geopolítica y geoestratégica del Socialismo del siglo XXI en Latinoamérica.
En todos estos artilugios ha estado presente desde la sombra el gobierno francés. Primero con las negociaciones paralelas con las FARC para liberar a Ingrid Betancur a espaldas del gobierno colombiano, luego con el pantallero periplo de Ingrid y después con los permanentes negocios de alto nivel con Brasil, encaminados a dejar a los Estados Unidos fuera de la torta geopolítica hemisférica y a potenciar a Brasil como el lider regional.
Fuera de eso, los archivos electrónicos de los computadores de Reyes sumados a las investigaciones de analistas políticos brasileños, demuestran que desde hace varios años se ha detectado una marcada infiltración de los comunistas en importantes escalones de mando de la Fuerza Aérea de ese país.
Con la circunstancia agravante, que con la complicidad de algunos funcionarios oficiales y dirigentes comunistas brasileños, el terrorista Francisco Collazos, alias Oliverio Medina, o el cura Camilo, miembro activo del llamado Frente Internacional de las FARC, burló a los servicios de seguridad internacionales y logró asilo político consentido por el propio Lula Da Silva.
Con un ingrediente mas. Mientras Chávez y Correa tenían a Rodríguez Chacín y Correa en tratos directos con las FARC, Lula tenía a cinco funcionarios de alto nivel comprometidos en el mismo complot. Cuando la trama quedó al descubierto, Chávez y Correa se defendieron con patanería y ofensas bajas contra Colombia. Mientras tanto Lula se hizo del desentendido y eludió cualquier responsabilidad en una mezcla de cinismo y aparente dignidad de presidente de una de las diez potencias económicas del mundo.
La cuestión resulta mas sintomática, toda vez que con muchas disculpas y mentiras piadosas, la administración Lula ha eludido la responsabilidad política e histórica de calificar a las FARC como terroristas, así como en desarrollar una campaña militar sostenida en la frontera con Colombia, para destruir varios campamentos guerrilleros instalados en la selva amazónica, cortar los nexos de los narcos brasileños con los terroristas colombianos y deportar a varios propagandistas de las FARC, que se mueven como Pedro por su casa, tanto en universidades como pasillos de edificaciones oficiales brasileñas.
No es descabellado afirmar que el Ejército brasileño, otrora institución visible anticomunista de ese país, está sometido a una tensión impredecible, a sabiendas que han sido amordazados, mientras los populistas dirigentes políticos, están inmersos en la estrategia política trazada desde La Habana, tendiente a someter todo el continente dentro del arcaico esquema marxista-leninista.
Detrás de toda la maquinación mediática que han dado las FARC y sus socios, a la audaz liberación unilateral de seis secuestrados, la marrullera jugada persigue objetivos políticos y estratégicos que proyecten a Lula como un pacifista internacional y a las FARC como un movimiento político no terrorista. Es otra arista del mismo esquema que montaron Chávez e Iván Márquez en la sede de PDVSA a finales de 2007, con la liberación de los secuestrados. Las peticiones que hagan los terroristas al cabo de las próximas liberaciones y la actitud que asuma Lula en torno a ellas, darán luces para aclarar los alcances de la estratagema.
En este sentido, el aporte de las aeronaves militares brasileñas a la Cruz Roja Internacional con el aparente distanciamiento de Lula, en suposición mas interesado en la liberación de los secuestrados que en conseguir réditos personales, refleja que por debajo de la mesa se mueve una estratagema mas del complot contra Colombia, que de seguro se conocerá cuando caigan los archivos personales de otro cabecilla de las FARC.
Como parte de esa estrategia articulada, Chávez visitó a Uribe en día pasados; Correa volvió a dar bandazos entre sus sugerencias cantinflescas de seguridad en la parte colombiana y ortodoxa fidelidad marxista leninista; las FARC reactivaron los ataques terroristas en áreas urbanas, y, Piedad Córdoba se adueñó del tema de la libertad de los secuestrados, como si estuviera lavando su deteriorada imagen ante el electorado, con el doble propósito de ganar réditos políticos personales y de paso, ridiculizar a su archienemigo el presidente Uribe. Además que es la candidata presidencial de Chávez y las FARC, útil para el llamado "gobierno de transición" hacia el socialismo.
A mediano y largo plazo, el Estado colombiano debe ir con pies de plomo en torno a la liberación de los secuestrados y el casi inminente paso de las FARC, que van a pedir estatus de beligerancia, con la venia del gobernante del país más poderoso de la región, mientras los estultos funcionales, incluidos los que viven como ricos en Estados Unidos y vociferan como "proletarios" hacia Latinoamérica, creen que los complotados olvidaron la conjura dinamizada por la Coordinadora Continental Bolivariana, los "izquierdistas" despitados y las FARC, en aras de resucitar el cadáver político de los terroristas.
Por esa razón esos izquierdistas estultos calumnian al gobierno colombiano, aseveran que los contenidos de los computadores de Reyes son falsos y que Correa ha criminalizado a las FARC. O son ingenuos, o hacen parte del mismo complot contra Colombia.
Lo cierto es que ni Lula ni su gobierno, han sido aliados de Colombia en la lucha contra el narcoterrorismo, sino lo que es peor, les interesa y les conviene, que las FARC existan para seguir empecinados en el proyecto de someter a Colombia al ambicioso proyecto de expansión castro-chavista. Ni mas ni menos.
Esa es la verdadera intención de Lula. De remate, la manipulada liberación unilateral de dos dirigentes políticos y cuatro uniformados en poder de las FARC, le proporcionó la oportunidad dorada para recomponer el camino de la estrategia internacional de los remanentes comunistas latinoamericanos. Una vez más, los izquierdistas moderados y armados, están jugando con el dolor de las víctimas del secuestro. Y los medios de comunicación ansiosos de la chiva, les hacen el juego.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
www.luisvillamarin.co.nr
Analista de asuntos estratégicos

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