por Pablo Docimo
Como lo hemos citado en varias oportunidades, a esta altura de los acontecimientos no es ningún secreto — incluso podríamos decir que se ha convertido en un clásico —, el gobierno de los Kirchner sigue adelante con su derrotero de anuncios, en su inmensa mayoría ficticios y en algunos casos inútiles, como la creación de la canasta navideña a nueve pesos o, el más ambicioso, el plan para la compra del primer auto a precios populares, pasando por los créditos para vacaciones.
Ahora llegó el turno de las amas de casa, y como regalo de navidad se anunció el "plan canje de heladeras".
De más está decir que todavía nadie sabe cómo se implementará este nuevo plan anunciado, una vez más con bombos y platillos.
Todas estas supuestas medidas, no hacen más que demostrar el desconcierto en el que está inmerso el gobierno nacional que, para decirlo más gráficamente, se parece más a un gato entre la leña, como dice el dicho popular, que un gobierno que debe tomar decisiones serias y reales para guiar los destinos de una Nación. Dicho sea de paso que, si analizamos las últimas decisiones oficiales, estas son realmente preocupantes, como por ejemplo el veto a la ley de protección de glaciares — algo realmente inentendible, máxime, teniendo en cuenta el "compromiso" de los K con las cuestiones patagónicas —, la apropiación de los fondos de las AFJP, la estatización de Aerolíneas Argentinas, o la vergonzosa Ley de blanqueo de capitales.
En todos los casos, llaman la atención dos puntos: en primer lugar, algunos meses atrás, a ningún miembro del Frente Para la Victoria se le hubiese siquiera pasado por la mente alguna de estas medidas, salvo la estatización de Aerolíneas.
El segundo es que, todas, absolutamente todas, son medidas orientadas a un solo fin, recaudar más sin importar cómo.
Un caso contundente es haber vetado la ley de protección de los glaciares permitiendo la explotación de minerales sin tener en cuenta lo perjuicios ambientales que esto genera, y ni hablar del blanqueo de capitales, el manotazo a las AFJP e, incluso, la expropiación de Aerolíneas Argentinas.
Hace pocas horas, el ex fiscal Julio César Strassera, en declaraciones a Radio Brisas de Mar del Plata, aseguró que "El Parlamento es lo peor de la Argentina", y definió a los ediles como "los escribanos de la Casa de Gobierno", en referencia a los legisladores por no reformar leyes penales para que la Justicia pueda emitir determinadas sentencias. Y en cierta medida tiene razón, aunque se le pasó por alto profundizar la crítica, ya que el Congreso de la Nación no es sólo responsable de esos errores, sino de casi todos, especialmente, los representantes del kirchnerismo, que votan obsecuentemente todo lo que Néstor Kirchner les ordena.
Pero en definitiva, debe ser que NK debe tener algo especial, sino ¿cómo se explica que hace apenas cinco meses, quien le había sugerido a Cristina que renuncie tras la derrota por el "voto no positivo" de Julio Cobos, y estaba prácticamente al borde del precipicio político, hoy — además de haber logrado sancionar leyes totalmente delirantes como las expropiaciones de los fondos de las AFJP y Aerolíneas, el blanqueo de capitales y el veto a la ley de protección de glaciares — esté en el centro del ring político nuevamente haciendo alarde de sus logros, además de permitirse anunciar planes que nunca se cumplirán? y, como si todo esto no fuera suficiente, generar un conflicto permanente con el vicepresidente.
Evidentemente, y siguiendo con los dichos populares, la culpa no es del chancho — o pingüino, si usted prefiere — es del que le da de comer.
La única duda, en este caso, es quién le está dando de comer al pingüino ¿el Congreso o el pueblo?
Ahora llegó el turno de las amas de casa, y como regalo de navidad se anunció el "plan canje de heladeras".
De más está decir que todavía nadie sabe cómo se implementará este nuevo plan anunciado, una vez más con bombos y platillos.
Todas estas supuestas medidas, no hacen más que demostrar el desconcierto en el que está inmerso el gobierno nacional que, para decirlo más gráficamente, se parece más a un gato entre la leña, como dice el dicho popular, que un gobierno que debe tomar decisiones serias y reales para guiar los destinos de una Nación. Dicho sea de paso que, si analizamos las últimas decisiones oficiales, estas son realmente preocupantes, como por ejemplo el veto a la ley de protección de glaciares — algo realmente inentendible, máxime, teniendo en cuenta el "compromiso" de los K con las cuestiones patagónicas —, la apropiación de los fondos de las AFJP, la estatización de Aerolíneas Argentinas, o la vergonzosa Ley de blanqueo de capitales.
En todos los casos, llaman la atención dos puntos: en primer lugar, algunos meses atrás, a ningún miembro del Frente Para la Victoria se le hubiese siquiera pasado por la mente alguna de estas medidas, salvo la estatización de Aerolíneas.
El segundo es que, todas, absolutamente todas, son medidas orientadas a un solo fin, recaudar más sin importar cómo.
Un caso contundente es haber vetado la ley de protección de los glaciares permitiendo la explotación de minerales sin tener en cuenta lo perjuicios ambientales que esto genera, y ni hablar del blanqueo de capitales, el manotazo a las AFJP e, incluso, la expropiación de Aerolíneas Argentinas.
Hace pocas horas, el ex fiscal Julio César Strassera, en declaraciones a Radio Brisas de Mar del Plata, aseguró que "El Parlamento es lo peor de la Argentina", y definió a los ediles como "los escribanos de la Casa de Gobierno", en referencia a los legisladores por no reformar leyes penales para que la Justicia pueda emitir determinadas sentencias. Y en cierta medida tiene razón, aunque se le pasó por alto profundizar la crítica, ya que el Congreso de la Nación no es sólo responsable de esos errores, sino de casi todos, especialmente, los representantes del kirchnerismo, que votan obsecuentemente todo lo que Néstor Kirchner les ordena.
Pero en definitiva, debe ser que NK debe tener algo especial, sino ¿cómo se explica que hace apenas cinco meses, quien le había sugerido a Cristina que renuncie tras la derrota por el "voto no positivo" de Julio Cobos, y estaba prácticamente al borde del precipicio político, hoy — además de haber logrado sancionar leyes totalmente delirantes como las expropiaciones de los fondos de las AFJP y Aerolíneas, el blanqueo de capitales y el veto a la ley de protección de glaciares — esté en el centro del ring político nuevamente haciendo alarde de sus logros, además de permitirse anunciar planes que nunca se cumplirán? y, como si todo esto no fuera suficiente, generar un conflicto permanente con el vicepresidente.
Evidentemente, y siguiendo con los dichos populares, la culpa no es del chancho — o pingüino, si usted prefiere — es del que le da de comer.
La única duda, en este caso, es quién le está dando de comer al pingüino ¿el Congreso o el pueblo?
Pablo Dócimo
Fonte: PeriodicoTribuna
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